Entrevistamos al Lic. Maximiliano González, que nos habla sobre “Dolor persistente y la mirada Biopsicosocial en la kinesiología” 

¿Qué es esta mirada biopsicosocial desde la kinesiología? 

Esta mirada biopsicosocial está entrando en auge hace un par de décadas. Porque lo primero que sé pensaba y se trabajaba, era que el dolor, ante un problema, el cuerpo reaccionaba de determinada manera. Por ejemplo, te golpeabas, el cerebro interpretaba el golpe y reaccionabas ante el golpe. Esa es una mirada biomédica. Hace un par de décadas, se empezó a ver y analizar que detrás de ese dolor hay una persona. Nosotros al principio, hace más de 10, 15 años atrás, cuando trabajábamos las lesiones, trabajamos una estructura. Venía la persona, paciente, tenía un dolor y bueno, nosotros pensábamos que era un dolor de una lesión, le hacíamos aparatología. Generalmente era este trabajo de muchas personas, rápido, calor, onda corta, magneto, un par de ejercicios, masajes. Y vamos que vamos. Pero que pasa, se ha empezado a encontrar y se ha visto que el dolor, muchas veces no es lo que parece. Porque la interpretación cerebral no es lo que parece. Sino que nuestro cerebro tiene una capacidad de organizar e interpretar una realidad. Lo que ha pasado es que se ha visto gracias a las Neurociencias, que está muy en auge ahora, y ahora con la neurociencia del dolor, se ha empezado a ver a la persona detrás de ese dolor y lo que puede pasar. Porque, muchas veces nosotros tratábamos dolores y la persona seguía con dolor, no había forma de mejorarlo.  Entonces divagaban o iban de un profesional a otro profesional tratando de buscar una solución a su problema. Entonces, esta alianza terapéutica, este trabajo en las neurociencias del dolor, esta interpretación de las personas, de empezar a ver a la persona más que al traumatismo, más que a la lesión, más que a un punto de dolor. Nos empezamos a meter en lo que el dolor puede generar. Lo que el cerebro puede interpretar a raíz de ese dolor. Esta mirada biopsicosocial que está muy de auge ahora, porque ahora todos nos empezamos a adentrar en este mundo maravilloso del cerebro y lo que genera el cerebro, cómo interpreta el cerebro el dolor y lo que influye en la persona. No solamente desde el dolor en sí, del problema tisular, o el problema del tejido, sino también lo que influye en su psiquis. 

Absolutamente, yo te escucho y es tan profundo lo que decís, porque cuando una persona va con dolor de espalda, un dolor en cualquier parte de su cuerpo, pierna, hombro. Va más allá del tratamiento puntual que le puede hacer un kinesiólogo de masajes, magneto. Puede alterar la vida en la autoestima, la vida familiar, lo anímico. ¡Cómo te puede marcar un dolor! 

El tema es que, hay un universo detrás de esa persona, la cual influye en muchos contextos: cognitivo, emocional, sensorial, afectivo, culturalmente. Porque un paciente puede venir por problemas de columna. El problema puede ser por la propia columna en sí, obviamente. Pero también, puede ser porque en un momento tuviste un traumatismo muy importante que generó en vos un marcador somático de gran problema, de conflicto emocional, porque tuviste un accidente y falleció tu padre en este accidente y bueno, a partir de ahí tuviste mucho dolor de lumbar. Entonces interpretas ese dolor lumbar, el cerebro interpreta ese dolor lumbar y lo amplifica en cierta manera. Porque te conecta muchas veces con lo emocional.  

¿Cómo hace el Kinesiólogo para abordar esto que decíamos biopsicosocial?  

Bueno, ahí está la cuestión y esto ya lo hablaba Freud con respecto a la alianza terapéutica allá por el 1913. Empezó a hablarse de la psicoterapia con esta alianza terapéutica en la cual, el terapeuta tenía que tener capacidad empática, que es muy importante. Ser auténtico, o sea yo no le puedo brindar a la persona algo que yo no lo he experimentado. Y ponerse en lugar del otro.  

Entonces muchas veces lo que me pasa a mí en consultorio cuando viene la persona, porque de las cosas que me gusta es esto, que viene la persona, no el paciente. Me gusta charlar. Nos sentamos. No hay nada de por medio. Dos sillas enfrentadas, y al margen de preguntar su nombre y su edad, le pregunto, ¿cuál es tu historia?, ¿cuál es tu historia de vida en relación a tu problemática? ¿Qué está pasando? ¿Por qué venís, por problemas posturales, por dolor o porque querés mejorar tu cuerpo, o porque querés llegar a una vejez de la mejor manera posible? Me siento a escuchar. Sin interrumpir. Porque el dejarlo hablar, sale todo, todo lo que lo que está, lo que cree y lo que no cree. Sale todo, absolutamente todo. 

Además, se me ocurre Maximiliano, que esto también puede derivar en vos como kinesiólogo, profesional de la salud, derivarlo a un psicólogo o a un psiquiatra, es decir, generar una actitud interdisciplinaria. A partir de tu escucha. Me encanta esto que estás diciendo, de tu escucha como kinesiólogo, el primer receptor, el que se sienta cara a cara con la persona.  

Si el tema es eso, muchas veces nos encontramos con el rol entrecomillas de psicólogos, en la cual uno tiene que estar un poco preparado, no digo ser psicólogo, porque no es mi incumbencia, pero abordar un poco, aprender un poco de ellos para poder tener la capacidad de decir bueno, mira, hasta acá llego, necesito que vayas al psicólogo, a la nutricionista, necesito que vayas a cualquier otro profesional que colaboren en esta terapia. Porque muchas veces yo me dedico mucho a lo que es el dolor persistente o complejo. Con una mirada integral. Entonces, no sirve que yo solamente te trate, porque no vamos a llegar a buen puerto. Es muy importante el trabajo interdisciplinar. 

Cada vez estoy más sorprendida sobre todas las áreas, todo el gran mundo que cubre la kinesiología. Muchas gracias a vos y al COKIMEN, Colegio de kinesiólogos de Mendoza.

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